Tardes de Domingo, de fútbol , pastas o asadito familiar, o de café literal, o de espacios de dispersión, son las actividades que suelen compartirse normalmente en la Buenos Aires Capital.
Sin embargo ellos, como cada Domingo, se reúnen para celebrar un año más compartiendo su fe en medio de la diversidad.
Es la ICM (Iglesia de la comunidad metropolitana) de Buenos Aires, situada en Avda. Juan de Garay 1626, quien alberga feligreses sin distinción, abriendo caminos a la inclusión que abrazan fielmente , siguiendo los pasos de Cristo.
En esta celebración, recibimos junto con otras organizaciones e instituciones sociales y religiosas que trabajan por la comunidad LGTBIQ, el reconocimiento al esfuerzo diario por todos aquellos que día a día dedican tiempos, esfuerzos y sacrificios para cambiar el mundo a través de mensaje inclusivo de Cristo.
Agradecemos formalmente a ICM , y a nuestro estimado hermano Gregorio Tobar, junto con todos los integrantes de ICM Argentina , por este reconocimiento en gral. que nos abraza el alma y alienta a cada uno de los que integramos Cristianos LGTBIQ Argentina, a continuar trabajando con el único fin de promover el evangelio de Cristo dentro de nuestra comunidad.
El evangelio es una noticia de esperanza, de liberación, y sólo aquellos que se animan a vivir plenamente la gracia de Dios, pueden ser testigos de un Dios de amor sin condición y aceptación.
En lo personal, hemos podido experimentar en esta celebración, una cálida sensación de esperanza, esa esperanza que brinda saber que podemos pertenecer a una comunidad de fe que incluye, no excluye; abraza, y contiene a todos aquellos que han vivido el rechazo por parte de organizaciones religiosas extremistas que se niegan a experimentar la gracia de Dios de manera plena y absoluta, bebiendo de esta manera (quizás inconsciente) la tibieza de un evangelio a medias.
Por eso, a todos aquellos que han sido desarraigados de su comunidad de fe, círculo social o familiar, y necesiten volver a sentirse parte; o para aquellos que nunca han tenido la dicha de pertenecer a un lugar, un círculo o un grupo familiar, los invitamos a darse la oportunidad de volver a empezar y ser parte, sin miedos, (nuevamente para muchos) de esta familia incondicional que abre sus puertas domingo a domingo. Reconocemos el trabajo maravilloso de esta familia de la que todos somos miembros por medio de Cristo.