Somos un grupo diverso. Las vidas de los lgtb son tan variadas como las de los heterosexuales.
Condenar un “estilo de vida” parece más aceptable que condenar una relación de compromiso afectivo o condenar la igualdad de oportunidades.
Como señala la escritora C. Ann Shepherd, “así como no existe un solo estilo de vida heterosexual, tampoco existe un solo estilo de vida lgtb”.
La rica diversidad de intereses, ocupaciones, afiliaciones, actividades y relaciones familiares que se da entre los heterosexuales existe también entre los gays y las lesbianas. Algunos gays optan por casarse o formar otros tipos de relaciones a largo plazo, mientras que otros se quedan solteros. Unos tienen hijos y otros no.
Algunos activistas antigay usan los términos estilo de vida gay o estilo de vida homosexual para dar a entender que todas las personas gays son similares y que las vidas de los gays y lesbianas son fundamentalmente diferentes de las de los heterosexuales.
El término estilo de vida gay también suele emplearse para indicar que las vidas de las personas gays se definen sobre todo por el sexo y la sexualidad, o para sugerir que los gays son promiscuos. Para los gays estos estereotipos ofensivos son tan insultantes como lo serían para los heterosexuales.
La promiscuidad no es el resultado de ninguna orientación sexual en particular, sino que es más bien un reflejo de deseos individuales, de creencias, de valores y de criterios personales.
El término estilo de vida gay es una frase común y muchos de quienes la utilizan no lo hacen de manera manipuladora o irrespetuosa ni con el ánimo de hacer daño.
Sin embargo, algunas organizaciones antigay sí que usan el término conscientemente para que la discriminación parezca socialmente aceptable. Desde su punto de vista, los lgtbs son seres humanos indignos de sentir el amor de un compañero/a y creen que “la búsqueda de la felicidad” se debe limitar solamente a los heterosexuales.
Algunos (no todos) son reacios a exponer estas posiciones tan bruscamente. En ese caso, decir que se está contra un estilo de vida suena ciertamente mejor que afirmar que se está contra el amor o la igualdad de oportunidades. En ambos casos, tomar una postura a favor o en contra, excede las limitaciones del respeto hacia la igualdad de los demás.