Giulio Mignani considera su gesto como una forma de protesta ante el reciente documento del Vaticano que prohíbe la bendición de las uniones entre parejas del mismo sexo
«Si no puedo bendecir a las parejas del mismo sexo, entonces tampoco bendigo las palmeras y las ramas de olivo». Así protestó el sacerdote Giulio Mignani, de 50 años, párroco de Bonassola, municipio de 977 habitantes en la provincia de La Spezia, en la región de Liguria, al noroeste de Italia, contra la documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe que prohíbe la bendición de las uniones de parejas homosexuales, hecho público el 15 de marzo. Don Giulio, que se ha expresado en varias ocasiones a favor de las familias arcoiris, explicó su protesta durante la homilía de la misa del Domingo de Ramos.
Don Giulio explicó que la bendición de las Palmas está «ligada a la procesión en memoria de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Al no poder hacer esta procesión, por las reglas anti-Covid, personalmente creo que no tiene sentido. luego para bendecir las palmas. Pero también estoy muy feliz –agregó el párroco- de que mi decisión de no bendecir las palmas y los olivos se produzca pocos días después de la publicación del documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe», prohibiendo la bendición de las uniones homosexuales.
Aplauso de los parroquianos
El párroco consideró «absurda» esa medida.
«En la Iglesia se bendice todo, no solo las palmas sino a veces, lamentablemente, incluso las armas han sido bendecidas, pero no se puede bendecir el amor verdadero y sincero de dos personas porque son homosexuales. Pero, aún más grave, es el hecho de que su amor se siga llamando ‘pecado’. Los perdedores -concluyó el párroco- ciertamente no son las personas homosexuales, que pueden prescindir tranquilamente de la bendición de la Iglesia, porque mientras tanto hay Dios para bendecirlos. Más bien, la perdedora es la Iglesia».
Después de su homilía, hubo un aplauso espontáneo en la iglesia, aunque reconoce que «no todos los parroquianos aplaudieron».
El obispo lo frenó
Don Giulio Mignani, sacerdote de vocación tardía, cantó misa a los 30 años. Ingresó en el seminario tras ser empleado de banca. Ahora espera la llamada del obispo: «Estamos en Semana Santa, tiene mucho que hacer, pero seguro que nos hablaremos», afirma don Giulio a los medios italianos. En el pasado, monseñor Palletti, obispo de La Spezia, ya frenó a su párroco por apertura hacia los homosexuales. Pero mientras le llega la llamada el obispo, don Giulio recibe numerosos mensajes de amigos y feligreses que le expresan su agradecimiento y dicen sentirse orgullosos de su párroco. En las redes sociales no faltan tampoco mensajes de apoyo, pero también contrarios, incluido el llamamiento de un político local que pide al obispo de la diócesis de La Spezia que llame al orden al párroco díscolo.
La posición del párroco Mignani no es nueva. En el año 2017, se expresó favorablemente sobre las uniones entre homosexuales y lesbianas. Le llovieron las críticas y un partido de extrema derecha pidió su excomunión. La polémica se produjo al hacerse público un chat que don Giulio mantiene con los feligreses. El párroco se pronunciaba abiertamente a favor de las familias arcoiris. Al día siguiente de la polémica mediática, su parroquia, la iglesia de Santa Caterina, se llenó. También estuvieron presentes en la misa el alcalde Giorgio Bernardin y la primera pareja unida civilmente de La Spezia Riviera, Davide y Giuseppe. Al final de la ceremonia de Don Giulio, hubo aplausos y abrazos entre los feligreses.
Don Giulio Mignani considera que «son muchos los sacerdotes que piensan lo mismo que yo», y añade que ahora la Iglesia «debe dar este paso».
Fuente de Información : ABC