SER CRISTIANO es más que una creencia, es un ideal a seguir, un ejemplo que imitar.

Ese ideal está marcado por las acciones que Cristo tomó en los momentos en que la religión pretendía marcarle el camino y el paso.

 

Jesús se diferenció de la religión dando a conocer el pensamiento de Dios. Un Dios que se hace cargo de tus ruinas, un Dios que no teme mezclarse entre los “impuros”, un Dios que se hace siervo de quien menos lo merece, un Dios que se ofrece por todos. Un Dios que toma la escoba y comienza a limpiar las ruinas de una guerra que no deja ganadores, sin importar su credo, su raza, su género, Un Dios que se entrega por toda su creación.