- La violación de personas del mismo sexo se menciona en Sodoma y Gomorra.
- San Pablo menciona y condena la prostitución en el templo.
- San Pablo menciona y condena el abuso sexual de los esclavos.
- A lo largo de toda la Biblia se hace hincapié en la importancia de “construir una nación”.
- Israel era una pequeña comunidad tribal del desierto. Se prohibía estrictamente cualquier actividad sexual que no estuviera destinada a procrear.
- No se habla de relaciones afectivas entre personas del mismo sexo.
- Una perspectiva cuáquera.
En tiempos bíblicos, los ejércitos invasores trataban de humillar a los hombres (y reyes) de las tribus conquistadas violándolos. La violación homosexual también era una manera de dominar y degradar a los visitantes y forasteros (véase, por ejemplo, la historia de Sodoma y Gomorra).
Hoy día, vemos vestigios de esas prácticas brutales en las prisiones. Estos actos brutales de violencia no tienen nada que ver con las relaciones íntimas mutuamente consentidas entre personas de un mismo sexo.
La actividad sexual entre personas del mismo sexo también se menciona en el contexto de la prostitución en el templo. Para horror de los antiguos israelitas, en tiempos bíblicos algunas tribus que no eran judías tenían hombres y mujeres que se prostituían en sus templos. Más tarde, San Pablo condenó enérgicamente esas prácticas en el Nuevo Testamento. Sin embargo, el tema de la prostitución no tiene nada que ver con las relaciones afectivas entre heterosexuales u homosexuales.
La prostitución entre personas del mismo sexo tiene tanto que ver con la homosexualidad como la prostitución entre personas de distinto con la heterosexualidad. La prostitución,de cualquier tipo, tiene que ver con la explotación y la venta de uno mismo.
En la época del Imperio Romano, los hombres adultos solían tener a niños, a menudo esclavos, con los que mantenían relaciones sexuales. Evidentemente, en los tiempos modernos ese comportamiento se considera, con razón, un delito y una de las formas más graves de abuso de menores. San Pablo fue testigo de este tipo de abusos. Esto no tiene nada que ver con la inclusión religiosa y cultural de los gays y lesbianas.
Al principio del Antiguo Testamento, la condena de las actividades entre personas del mismo sexo estaba relacionada con la apremiante necesidad de que el antiguo Israel creciera en tamaño y poder.
Los israelitas eran un grupo de agricultores, muy pequeño y bastante indefenso que estaba rodeado de tribus guerreras. Los esfuerzos por “construir una nación”, es decir, por multiplicarse y hacerse más fuertes y menos vulnerables, era uno de los principales objetivos de ese pueblo. La supervivencia de Israel estaba en peligro. En las Escrituras se dice: “Creced y multiplicaos.” No es de sorprender que quienes no procrearan fueran considerados menos valiosos.
La interpretación selectiva y literal de la Biblia, al margen de su contexto histórico, ha tenido efectos devastadores para las personas LGTB. Todavía se utiliza para justificar la negación de la igualdad y los derechos humanos. Es igualmente inquietante que se haya utilizado para que algunas personas LGTB se odien a sí mismos y para arruinar sus relaciones con Dios.
Los cuáqueros atribuyen enorme importancia a la Biblia para valorar las relaciones entre personas del mismo sexo. En una declaración de diciembre del 1999 un grupo cuáquero indicó: “Creemos que la sexualidad se regula por la misma ética del Nuevo Testamento que inspira cada una de las decisiones de cualquier cristiano devoto. Valores como la responsabilidad, la reciprocidad, el amor, la justicia, la no violencia, la no dominación y la no explotación caracterizan lo que Jesús llamó el ‘Reino de Dios’. ¿Cómo debe juzgarse la expresión sexual del amor? ‘Por sus actos los conoceréis’. (Mt 7:20) .¿Crea esta relación un entorno de amor y justicia?”.
Fuente:Rompiendo el silencio Avanzando hacia la comprensión.