Puede resultar difícil entender por qué las personas se cortan a propósito (cortes auto infringidos). Cortarse es una forma en que algunas personas tratan de afrontar el dolor que les provocan las emociones fuertes, la presión intensa o los problemas relacionales importantes. Es posible que tengan que afrontar sentimientos que les parezcan demasiado difíciles de sobrellevar o situaciones negativas que crean que es imposible cambiar.
Algunas personas se cortan porque necesitan desesperadamente librarse de sentimientos negativos. Es posible que no conozcan mejores maneras de liberarse de la presión o del dolor emocional. Otras personas se cortan para expresar emociones fuertes, como la rabia, la pena, el rechazo, la desesperación, la intensa nostalgia o el vacío.
A pesar de que cortarse puede brindar cierto alivio temporal con respecto a sentimientos terribles, incluso las personas que se cortan coinciden en que no es una buena forma obtener ese alivio. Por el siguiente motivo: el alivio no es duradero.
Los problemas que desencadenaron la conducta de cortarse siguen ahí: simplemente se ocultan.
Las personas no suelen tener la intención de lastimarse irreparablemente cuando se cortan. Y tampoco suelen querer seguir cortándose cuando empiezan a hacerlo. Pero ambas cosas pueden ocurrir. Es posible calcular mal la profundidad de un corte, haciéndolo tan profundo que requiera puntos (o, en casos extremos, hospitalización).
No se puede obligar a una persona que se autolesione a dejar de hacerlo. No sirve de nada enfadarse mucho con un amigo porque se corta, rechazarlo, darle un sermón o rogarle que deje de hacerlo. Por el contrario, a un amigo que se corta hay que hacerle saber lo mucho que te importa, que merece estar sano y ser feliz y que nadie tiene que afrontar sus problemas a solas.
Existen mejores formas de afrontar los problemas que cortarse, formas más saludables y duraderas que no dejan cicatrices físicas ni emocionales.
El primer paso es obtener ayuda para resolver los problemas que desencadenan la conducta de cortarse.
—Explícaselo a alguien. Elige a alguien de confianza para hablar por primera vez de que te cortas (uno de tus padres, un orientador de tu centro de estudios, un profesor, un entrenador, un médico o un enfermero). Si te resulta demasiado difícil hablar directamente sobre el tema, escríbelo en un papel.
—Identifica el problema que desencadena la conducta de cortarte. Intenta averiguar qué sentimientos o situaciones te provocan esa conducta. El enfado? La presión a ser perfecto? Un problema relacional? Una situación traumática o una pérdida dolorosa? Las críticas destructivas o los malos tratos? Identifica los problemas que tienes y luego explícaselos a alguien. Si te resulta difícil con palabras, escríbelo en un papel.
— Pide ayuda. Cuéntale a alguien que necesitas ayuda para resolver tanto tus problemas como la conducta de cortarte. Si la persona con quien hablas no te ayuda a encontrar la ayuda que necesitas, habla con alguien más. En ocasiones, los adultos intentan minimizar los problemas que tienen los adolescentes o consideran que solo se trata de algo pasajero. Si tienes esa sensación tras hablar con un adulto, acude a otro (como un orientador o un profesor alguien de confianza) que seguro que te echará una mano.
—Ocúpate del problema. La mayoría de personas que experimentan angustias o dolores emocionales profundos necesitan trabajar con un terapeuta o psicólogo para elaborar sus sentimientos, sanar las heridas del pasado y aprender mejores maneras de afrontar las tensiones de la vida.
A pesar de que cortarse puede ser un hábito difícil de romper, es posible acabar con él. El hecho de que una persona busque ayuda profesional para superar un problema no significa que sea débil ni que esté loca. Los terapeutas se han formado para ayudar a las personas a encontrar en su interior los puntos fuertes que les permitirán sanar. Posteriormente, podrán utilizar esos puntos para afrontar otros problemas que te plantee la vida de una forma saludable.
Autor: Mariana Galeliano.